Dinamizadora innata, madre, promotora de diferentes proyectos educativos y facilitadora de grupos especializada en género y sexualidad.

Nací en Bilbao a principios de los ochenta, creo que el territorio y la sociedad donde crecí forjaron mi carácter de rebeldía e inconformismo. A los 17 años me fui de mi hogar familiar para participar en diferentes proyectos alternativos de autogestión. Conocí diferentes realidades en entornos naturales apartados en Galicia y Granada. Conocí la sensación de pertenencia de un grupo y la fuerza de la comunidad como pilares donde apoyar bases de empoderamiento y libertad.

Aprender del resto de una manera tan vivencial me atravesó por dentro. Construir casas con nuestras manos, con lo que tenemos aquí y ahora. Madera, piedra, paja, barro, cal y algo de cemento. Rehabilitar y reciclar más allá de los colores de los contenedores. Todo recobró un sentido tangible y visual. Aprender a utilizar herramientas que nunca antes había visto que fueran utilizadas por mujeres. Motosierras, desbrozadoras, atornilladores, caladoras… Hacer masa acariciando cada piedra, cultivar la tierra, hacer nuestros ungüentos, ordeñar, hacer queso, pan y yogur.

De repente eres capaz de hacer cosas muy grandes y necesarias. Pude observar otras formas de relacionarse, de parir, criar y educar fuera de lo reglado y lo convencional. Todo esto revolvió todas mis creencias limitantes. De aquí viene la esencia de Auzolan.

A los 23 años fui madre por primera vez y pude sentir mi yo más salvaje. Desgraciadamente también aprendí nuevas formas de violencia hacia las mujeres, una violencia estructural como es la violencia obstétrica. Dos años más tarde fui madre de nuevo de mellizos, decidí parir en casa abrazando los miedos que se presentan cuando tanta gente te dice que es una locura, un parto de riesgo gemelar a 60 km del hospital más cercano.

Decidí parir en casa rodeada de amor y cuidados, haciéndome responsable de todo lo que allí sucediera. Conecte conmigo y confié en mi capacidad de parir con placer. En este baile llegó mi niño y un día más tarde en otra comunidad autónoma y en el hospital nació mi niña.

Como narra Sara Martín: «Parir en goce y libertad es el acto político más radical que conozco, es la base de cualquier economía, el primer ladrillo de cualquier estructura social».

Con la enorme responsabilidad de cómo educar a nuestras criaturas, decidí formarme más en este área, en la educación no reglada y desde entonces no he parado de crecer, crear y participar en proyectos libres de violencia, tanto educativos como de crecimiento personal. Después de mi paso por Gurenduz entendí que la sexualidad es el camino del encuentro, un medio de comunicación, muchos conceptos que antes estaban clasificados como pecado, ahora son patologías.

La sexualidad en nuestra sociedad está regulada a través de lo que se prohíbe y de lo que se permite. En las diferentes etapas evolutivas está presente la sexualidad y me parece fundamental y precioso brindar un acompañamiento.

En la actualidad, mi trabajo acompañando a las personas, se basa en la sexualidad como eje principal de la construcción de relaciones sanas respetuosas y cooperativas, poniendo el amor, los deseos, el placer y los cuidados en el centro.